Por: Carlos A. Pérez Domínguez
Más de 27 mil personas llegaron hasta el estadio Nemesio Camacho ‘El Campín’, con la ilusión de ver a Millonarios clasificar a una nueva final en la Liga Águila. Todo indicaba que los aficionados azules tendrían una tarde de alegrías. Su equipo, el más regular del semestre, recibía a un eliminado América.
Los escarlatas llegaban a la capital con el objetivo de lograr tres puntos que les permitiera seguir sumando en la tabla de la reclasificación, además, querían aguarle la fiesta a uno de sus rivales históricos.
La tarde comenzó a pedir de boca para los dirigidos por el profe Jorge Luis Pinto. A los 8 minutos, César Carrillo puso en ventaja a los embajadores, luego de cazar un balón que se paseó por el área americana tras un tiro de esquina cobrado por Marrugo. Brillante como el cielo capitalino lucían las miradas de los hinchas azules, que no cabían de la felicidad por el gol que les aseguraba la clasificación a la final. ¡Millos, Millos! Se escuchaba al unísono en las gradas. Así acabó la primera parte.
El fútbol es la ciencia de lo incierto y en la segunda mitad los seguidores locales sabrían por qué. Al minuto 51, Jeison Medina, con un cabezazo certero, puso el marcador 1–1 parcial, después de un tiro libre cobrado por el 10 americano. América le pagaba con la misma moneda a los embajadores.
El empate logró bajar los decibeles de la bulla en las gradas azules. Paulatinamente, los cánticos alentadores dieron paso al murmullo, pues desde Ipiales las noticias que llegaban tampoco eran buenas, el Deportivo Pasto derrotaba con contundencia 2 goles por 0 a Unión Magdalena y se aferraba sólidamente al liderato de grupo A.
Los hinchas azules sabían que su destino sólo podía ser cambiado por los dirigidos de Pinto, pero pasaban los minutos y el equipo de la capital no encontraba las variantes de juego que le permitieran volverse a poner en ventaja. El DT santandereano no tenía mucho de donde escoger en el banco de suplentes. Las ausencias de Fariñez, Jaramillo, Payares y De los Santos se notaban cada vez más.
La amargura total llegó para Millonarios al minuto 72, cuando Carlos Sierra, con un inatajable zurdazo, puso el 1-2 para América. Los hinchas azules se querían morir. La gran final con la que soñaban se convirtió en cuestión de minutos en una dolorosa pesadilla.
En la cancha, los futbolistas intentaban ocultar su desconcierto, pero su juego impreciso y falto de creatividad los delataba. En la raya técnica, Pinto observaba resignado como se caía a pedazos lo que, con trabajo, construyó durante meses. Así acabó el compromiso. Pasto clasificó y se medirá a Junior en la final de campeonato.
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