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Selección Colombia: puntos clave en el inicio del nuevo ciclo

Actualizado: 23 abr 2019

Por Francisco Buitrago Castillo - @FranB_Castillo


La expectativa que, con justificada razón, precedió el inicio de esta nueva etapa del equipo de mayores, liderado por el portugués Carlos Queiroz -quien asumió como entrenador de Colombia el pasado 7 de febrero- comenzó en Tokio y finalizó en Seúl, con panorama mixto en cuanto a resultados: una victoria y una derrota.


Más allá del balance numérico -intrascendente, desde la perspectiva de preparación, unidades de entrenamiento y cohesión de grupo- la primera experiencia de la Selección dentro de este nuevo ciclo sí arrojo aspectos de análisis que, con base en la convocatoria de jugadores, el estilo de trabajo de Queiroz y el desenvolvimiento del equipo en estos dos juegos competitivos, arrojan reflexiones para tener en cuenta de cara a lo que viene competitivamente hablando: la Copa América de Brasil 2019 y el inicio de la etapa clasificatoria al Mundial de Qatar 2022. Con base en este primer ciclo, desarrollado en territorio asiático, Mundo FutGol les presenta 10 puntos clave:


1. El reto de encontrar el balance en la zaga central

La consolidación de Davinson Sánchez en un equipo de primer nivel -Tottenham Hotspur- donde cuenta con un mánager que confía plenamente en su capacidad y que conoce la posición como pocos, el argentino Mauricio Pochettino, se evidenció sin inconvenientes durante los dos juegos de Colombia, en los que el zaguero caucano fue la referencia para la línea defensiva, desde su capacidad de anticipación, fortaleza posicional y clara salida de balón.


Con apenas 22 años, y libre de lesiones, Sánchez es un pilar establecido para la zaga central colombiana, sumando al Mundial de Rusia el bagaje semanal de competir en la Premier League y en la Liga de Campeones. Acostumbrado a la presencia experta del arquero francés Hugo Lloris y los centrales belgas Alderweireld y Vertonghen en su club, un primer reto interesante para Queiroz es mejorar las habilidades vocales y de liderazgo que puede ejercer Davinson en la Selección, puesto que si se ponen en la balanza su edad, potencial y capacidad de mejora, está llamado a ser uno de los defensores más importantes de la historia del fútbol colombiano, con diferencia.


El segundo reto para el portugués -y quizá el más importante, puesto que va a impactar toda la estructura del equipo- es lograr el balance adecuado en la zaga central, teniendo en cuenta la falta de continuidad de Yerri Mina en el Everton y el nuevo percance muscular sufrido en el juego ante Corea del Sur, que lo alejará de las canchas, como mínimo, un mes. Si el defensor de Guachené retoma el ritmo competitivo, seguramente Queiroz insistirá con la que parece ser la dupla natural de Colombia para la próxima década.

La otra posibilidad -que debe tenerse en cuenta- en caso de que la presencia óptima de Mina no sea factible, es encontrar otro compañero de zaga para Davinson Sánchez, que dote al equipo de estabilidad e, idealmente, le permita al futbolista del Tottenham jugar ubicado en su perfil natural -el derecho-.


Con Jeison Murillo sin minutos de competición en el Barcelona y Bernardo Espinosa, del Girona, hasta ahora descartado -quizá por la intención de Queiroz de jugar con una línea defensiva adelantada, en la que el jugador de origen vallecaucano sufriría por su falta de velocidad y reacción- tendría sentido que William Tesillo obtenga la titularidad, dado su buen presente en el León de México, el hecho de que hizo parte de esta gira asiática y que ha estado en el grupo desde el proceso anterior. Adicionalmente, Tesillo es zurdo, lo cual le permitiría a Colombia utilizar dos defensores centrales en sus perfiles naturales.

Otra perspectiva interesante para Queiroz pasaría por dar entrada en el grupo al joven zaguero del RC Genk, Jhon Lucumí, quien ha tenido un impacto inmediato en el buen hacer del actual líder de la Jupiler Pro League de Bélgica y también es de perfil zurdo.


Una tercera posibilidad -útil en el corto plazo- sería la reincoporación de un veterano como Cristian Zapata, cuyo presente en el Milán es decente -con participación en Serie A y Copa Italia- y a quien Carlos Queiroz hizo referencia en su presentación pública, como uno de los jugadores con experiencia que podría regresar al grupo.

Con base en el micro-ciclo de trabajo que llevará a cabo el director técnico portugués en territorio colombiano, del 24 al 26 de abril, con jugadores que militan en la Liga Águila, la opción final pasa por explorar alternativas provenientes del balompié local, que cuenten con proyección suficiente para encajar en una plantilla cuya media de rendimiento está marcada por los parámetros de trabajo y de eficiencia que caracterizan a las principales ligas de Europa.


En definitiva, Queiroz necesita trabajar en una solución concreta para encontrar el balance adecuado en la zaga central, si quiere construir un conjunto equilibrado, con chances reales de "continuar la evolución" propuesta por el propio entrenador y capaz de disputar el título en la Copa América de Brasil.


2. "Dar con la tecla" para configurar la base del mediocampo

La pareja Wilmar Barrios-Jefferson Lerma, ante Japón; y la dupla Gustavo Cuellar-Matheus Uribe, frente a Corea del Sur, constituyeron las dos combinaciones de mediocampistas centrales que probó Carlos Queiroz, en el sistema 1-4-4-2 que Colombia utilizó, de inicio, en ambos partidos.

Ni la mayor presencia física y capacidad para recuperar el balón que, a priori, ofrecían el mediocentro del Zenit y el jugador del Bournemouth, ni la mayor calidad técnica y posibilidad de salir con claridad desde atrás, que se suponía brindaban Cuellar -habituado al rol en el Flamengo- y Uribe -polivalente en el América de México- resultaron efectivas.


La presión e intensidad innegociables que mostraron los dos equipos asiáticos, le crearon toda clase de problemas a Colombia: malas combinaciones y relevos tardíos ante la proyección de los laterales, imposibilidad de generar espacios, para abrir líneas de pase claras hacia las zonas ofensivas, así como una tendencia a retroceder excesivamente, pegándose a la línea defensiva, fueron algunas de las señales preocupantes que dejó el uso del doble pivote en la Selección.


El nivel de rendimiento evidenciado en los primeros tiempos, ante japoneses y coreanos -en donde predominaron el ritmo y el tempo que quisieron imponer los equipos locales- habla a las claras de la necesidad de una variante diferente, para que Colombia no ceda la iniciativa durante buena parte de la primera mitad, ni permita la generación de diversas llegadas ofensivas del rival, como aconteció en Asia.

Es cierto que en ambos encuentros, para las segundas mitades, se notó el ojo analítico de Queiroz y de su cuerpo técnico, para corregir parte de los fallos, tanto desde reajustes posicionales, como a través de cambios de jugadores.


Teniendo en cuenta la predilección de Queiroz por utilizar, si o sí, mediocampistas de banda o extremos, resulta una opción interesante pensar en el cambio de módulo base, pasando del 1-4-4-2 -cuyas debilidades en zona media fueron claramente expuestas- a la utilización de un sistema 1-4-3-3 o 1-4-1-4-1, que permita aprovechar la gran capacidad de Wilmar Barrios para ejercer como mediocentro defensivo, por delante de la zaga -Cuellar también lo ha hecho en Brasil, pero con la Selección aún le cuesta rendir al máximo nivel y no tiene la imponencia física del jugador del Zenit- acompañado por dos interiores con buena capacidad de ida y vuelta -caso de Lerma y Uribe, o del mismo James Rodríguez, quien ya ha operado en este rol en el Bayern Munich y el Real Madrid- que alternen y escalen sus acciones en las transiciones defensa-ataque, y logren interacciones positivas con los laterales y los mediocampistas de banda.

Otros jugadores con características idóneas para esas demarcaciones, cuyos perfiles puede revisar Carlos Queiroz, son Jorman Campuzano -actualmente en Boca Juniors de Argentina- y Víctor Cantillo, uno de los futbolistas más completos del fútbol colombiano, cuya consistencia con Junior de Barranquilla viene siendo notable. Los dos ya han hecho parte de la Selección y ofrecerían también alternativas interesantes para dar con el "clic" en la zona media que necesita la escuadra nacional.

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